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jueves, 24 de septiembre de 2009

Como palomilla confundida por la luz artificial de un foco


 por Animal del desierto

Me declaro culpable de ver algo maravilloso recientemente; la verdad es de las cosas más espectaculares que he presenciado, y una parte de mi no se arrepiente de haberlo visto. Según esto, era la reivindicación máxima de la libertad que en este país se ha logrado en 200 años; la supuesta intención era generar una especie de presagio del porvenir de nuestro país, anunciado por un evento masivo apabullante, lleno de fuerza y gracia, algo realmente increíble y de primer mundo.


Días antes había escuchado algo sobre el evento, pero no le tome importancia, pues lo consideré un evento masivo como los muchos que suceden en el Zócalo capitalino; pero el rumor ya era demasiado, e impulsado por más rumores de gente cercana a mi, consideré el ir a presenciarlo con mis propios ojos. Toda una proeza el llegar al lugar, primeramente, el metro estaba anegado de gente, muchos iban directo a este evento, otros con su vida normal, regresaban a sus casas despues de una ardua jornada laboral, o iban con ánimos de proseguir y socializar para olvidar la tediosa semana en el trabajo. Sin embargo, para tornar este evento aún más... no se como decirlo... bueno, para darle un toque aún más "inolvidable", mientras yo iba por la línea rosa del metro, me entero que unas cuantas horas antes (gracias a la vanguardia tecnológica en la cual nuestro pais se está sumergiendo, con los nuevos sistemas noticiosos e informativos gratuitos por medio de mensajes que llegan a nuestro celular; bueno a mi no me llegó, a tiempo, pero me hablaron para avisarme jeje, porque sabían que yo iba a pasar por ahí), una persona que posteriormentne entrevistada, jura "estaba totalmente consicente de lo que hacía", disparó con un arma de fuego, contra gente inocente que hacia uso de este sistema de transporte. Obvio esto, pues me sorprendió y me volvio un tanto espectativo de lo que fuera a ver cuando pasara el tren en el que iba, por la estación del metro Balderas (donde ocurrió el percance), pero al pasar por ahí, no había un alma y el tren no hizo parada en dicha estación. Entonces, olvidando ese incidente (como ya es costumbre en nuestra sociedad mexicana, hacer cotidiano incidentes así o peores), y concentrándome en llegar a mi destino, bajé una estación antes de Zócalo, debido a que por la Conmemoración al pre-bicentenario de la independencia al que yo me dirigía, la estación estaba cerrada.

Caminé por la calle Jose María Pino Suárez rumbo al Zócalo, para quedarme de ver con la persona con quien hice cita para presenciar juntos dicho evento; pero debido a las lluvias y al congesitonamiento vial, (ya que mucha gente iba hacia este mismo punto por diversas vias ), mi acompañante también pasa por una serie de peripecias (trafico vehicular paralizado, imposibilidad de abordar el metro por la cantidad de gente en el anden, inundaciones por la lluvia, etc), y trata de buscar rutas alternativas para llegar. Mientras tanto, yo haciendo tiempo en espera de su llegada, avanzo hacia el Zócalo como atraído por una fuerza fuera de mi, junto a un mar de gente que hace lo mismo (bueno esa era la apariencia, en realidad voluntariamente todos querian ver que pasaba ahí, donde se daba cita a tanta gente para presenciar algo que tal vez nunca se volvería a repetir). Al llegar, me es imposible acercarme, porque la plancha del Zócalo esta totalmente llena, las calles que llegan a ella, también estan congestionadas de gente que se empuja para tratar de acercarse un poco más. Peor aún, comienza a llover y gente con sombrillas impide ver que es lo que sucede, hombres y mujeres con sus hijos en los hombros hacen aún más difícil ver que pasa ahí. Tan sólo al comienzo de dicho espectáculo se ve una luz morada, un sonido digital de buena calidad que irrumpe en todas las calles cercanas, con unos bajos que hacen retumbar los organos internos de todos los presentes, y para hacerlo más impresionante, detonaciones de pirotecnia iluminan el cielo. La gente se empuja más y más, algunos utilizando a sus hijos como escudos, abrazándolos al frente de su pecho y empujando, creyendo que por tener un niño en brazos uno debe de hacerse a un lado. Llega un momento en que la curiosidad generalizada es tanta, que la gente se empuja y empuja, y yo que nada más quería hechar un vistazo, (para informarle a mi acompañante de la situación ,mientras intentaba termianr la proeza de encontrarme), me resulta múy dificil dar marcha atrás; la marea de gente me arrastra hacia el centro y luchando por salir, lo logro. Me retiro hacia la periferia del tumulto, comunicándome por el celular con mi acompañante que ya esta cerca, acordando un punto estratégico donde vernos entre tanta gente.


Sabemos que el evento ese día se repetiría unas 3 veces, y ese ligero vistazo que yo había dado, era de la primera emisión de dicho espectáculo. Entonces decidimos esperar a la siguiente emisión, confiando en que la gente se retiraría y tendríamos oportunidad de ver algo más de cerca. Decidimos cambiar nuestra posición y entrar al Zócalo por 20 de noviembre, dandonos cuenta de que ahí esta menos concurrido. Termina el evento y un marea de gente atónita y satisfecha, revitalizada por la magia presenciada, lucha contra otra marea de gente que intenta entrar, pero al fin, las fuerzas de las dos poderosas corrientes, encuentran la manera de fluir sin mayores daños, y nosotros, embarcados en la corriente que va hacia el centro del Zócalo , logramos tomar posición central, y a la espera del evento, confiamos en que la euforia de los asistentes, no nos tome por sorpresa, viéndonos aplastados por tantos seres vivos congregados ahí.


Después de la espera y con suerte de que la lluvia cesó, ¡comienza!... la luz morada, el retumbar en nuestros cuerpos vivientes del sonido digital de alta calidad, y al frente una fuente gigante con litros y litros de agua atomizada a presión, que no me deja olvidar que a la entrada del Zócalo por la calle 20 de noviembre, veía una pantalla que marcaban los días que faltaban para el bicentenario de nuestra independencia nacional, y al mismo tiempo marcaba el nivel de crisis en que se encuentra nuestra capital por la falta de agua, pero claro, es el pre-bicentenario, el agua se estaba gastando de manera justificada totalmente, hacerlo de otra forma sería un insulto a los héroes de nuestra patria. Una proyección digital magnífica sobre la fuente, que genera un efecto tridimensional asombroso, me hace ver una máscara de jade (yo supongo que para recordar mis raíces históricas, o tal vez porque se veía "chida"). Así mismo, desde Palacio Nacional y desde la plancha del Zócalo, unos reflecotres gigantes, yo diria unos 15 o 20 reflectores gigantes, cortan el cielo con su luminosidad, recordándome las advertencias en los medios de comunicación de ahorrar energía para "prevenir" el calentamiento global, y claro solo utilzarla indispensablemente para cosas de suma importancia como este magnánimo evento, esta necesaria conmemoriación patriótica. Entonces dos pantallas a los costados muestran figuras ejemplares de la nación como Alex Lora, tan afamado y rebelde rockero, quien a la muerte de Rockdrigo, "retoma" la herencia y legado cultural del rock que el difunto dejó, apropiándosela y convirtiéndose en símbolo de lo que es la "rebeldía juvenil" en su tiempo; o el Místico, gran atleta de la lucha libre, que nos hacía saber en sus memorables comerciales el porqué se debía de votar por el partido actualmente en el poder. Así una serie de entrevistas breves, con demás figuras ejemplares de la farándula que se mezclaban con personas comúnes. Era verdaderamente inaudito como la opinión de gente común, se combinaba armoniosamente con celebridades de tal calibre; como si pensaran al unísono, como si estuvieran envueltos sólo durante ese momento "especial", por una misma aura y que las diferencias culturales y sociales se difuminaban, ya que esa pantalla, los motraba juntos, hablando de cosas en común y en concordancia, hacia un mismo propósito, que era venerar la supuesta libertad ganada hace ya casi 200 años, y reestructurada hace ya casi 100 años. Desde el indígena más pobre, hasta el funcionario más rico, pronunciaban las mismas palabras "Viva México" (o algo así), en dialectos diversos, con voces diversas, en armonía y en paz. De nuevo una magnífcia proyección en la fuente gastando esos litros valiosos de agua, tan justificados; porque mientras en algunos lugares falta agua, en otros hay de sobra, pero como esos percances, esas inundaciones ya son cosa de cada año, ya es algo "ordinario", debe de invertirse el presupuesto del país en cosas "extraordinarias", que valgan la pena, que hagan ver que el pais esta superándose, y eventos como este, eventos de "primero mundo" nos hacen sentir de primer mundo. Por algo se debe de empezar, no es malo soñar (que quede claro que no dije "nada cuesta soñar" porque en este caso, nos costó mucho).


Luego, claro, la historia, el recuento histórico, con flashazos de imágenes que van y vienen, los bustos de celebridades históricas, nos hacen ver que su importancia no estriba en "¿qué hicieron?" sino en que ¡aparecen aquí, en la reconstruccion de 200 años de historia de México en 5 minutos de imágenes difusas y efímeras!; desde el antes, con sus viejas ilustraciones hechas a mano de los héroes de la nación, o poco después las precarias fotos en blanco y negro y sus procesos engorrosos para lograr dicha foto, al ahora con la "multimedia" que puede producir mil fotos en minutos y hacer testigos a una multitud congregada, y viendo más allá, a una multitud en sus casas viendo el televisor; ¡la tecnología en manos de todos, la igualdad de oportunidades de la sociedad! Es así que no importa que veamos a María Felix, junto a Orozco, o junto a Clavillazo, a Siqueiros junto a Chabelo o al cura Hidalgo, a Zapata junta a Cantinflas o a Tin-Tan, al fin y al cabo todos forman parte de ese proceso de "libertad" que se ha construido por ya casi dos siglos en nuestro país. Para qué "discriminar" que "este es más importanete que aquél", lo hecho hecho está, sea como sea. Pero para "dignificar" los hechos históricos que nos llevaron a nuestra independencia como país, se proyectaron en Palacio Nacional oraciones que provenían de tratados que se generaron durante la Guerra de Independencia, fragmentos constitucionales, todo ahí, tantos fragmentos tan importantes, que no cabían en la fachada de ese recinto sagrado. Se superponían unos con otros, no importaba que no fueran ya legibles, lo importante es que estuvieran "ahí", presentes, esa era la imporancia recordemos, "el momento único e irrepetible, el estar ahí y ser testigos de la vigencia de esa "libertad". Y después, la euforia, la magia absoluta, los colores, la distorsión de la fachada de Palacio Nacional con efectos digitales de vanguardia, parecía que uno estaba soñando, justo el momento para olvidarlo toda carencia, el irrumpimiento de lo nuevo que sustituye a lo viejo. Lo más importante: el conmemorar la libertad ganada, libertad para votar por quien manejará nuestras vidas y despreocupuarnos nosotros de lo que hagan pues ellos tienen la culpa, libertad para proseguir con el modelo que se marca para el desarrollo de esta socieadad, o la libertad para desecharlo y ser visto como un incongruente, antisocial, antipatriótico y retrógrada, libertad para conocer o desconocer las leyes, los derechos y las obligaciones de los integrantes de esta sociedad, y si se conocen dichas leyes, la libertad para torcerlas a la conveniencia de uno y dentro de las posiblidades de influencia que uno tiene en el círculo en el que se desempeña, libertad de elegir que canal de televisión ver, libertad de elegir que carro comprar, libertad de elegir que vestir y en el caso de ser mujer el vestirse para ser acosada o para no ser acosada en la calle, libertad para llevar un reloj o algo de valor por la calle y exponerse a ser asaltado, o mejor no llevar nada o lo indispensabe para que "no me quiten mucho si me asaltan pero tampoco me maten si no llevo nada", la libertad de tirar la basura donde yo quiera, la libertad de cometer crímenes impunemente si tengo los medios necesarios para lograrlo, la libertad de ser un carismático payaso de los medios, o simplemente un influyente con poder, y postularme para cualquier cargo polítco, la libertad de poder votar por cualquiera de estos carismáticos o influyentes disponibles, la libertad para donar en el redondeo al comprar "productos participantes" y olvidarme de los menos afortunados porque yo ya hice mi parte, la libertad simplemente de exponerme a lo que me pueda suceder fuera de mi casa al venir a este evento, la libertad para elegir buscar la verdadera luz, o como palomilla confundida por la luz artificial, irme a quemar en un foco incandecente; ¡hay tanta libertad por la cual celebrar!


Termina el evento, que para mi pareció eterno, pero en realidad no duro más de media hora calculando mi acompañante y yo, entonces le comento a mi acompañante "caray, deberían de aplicar el IVA a alimentos y medicinas, tal vez con ese dinero, eventos como esta conmemoración a la" libertad", duraran una hora o más; y yo que no estoy de acuerdo con ese impuesto".

viernes, 11 de septiembre de 2009

11 de septiembre de 1973


Los pueblos de América no pueden, no les está permitido olvidar.
No, y decimos no, miles de personas que vemos como hay gente que parece no importarle lo que por siglos ha pasado en este continente, los poderosos mueven a su gente en el poder, gente a la que no le importa entregar a sus hermanos, siendo que estos son los que trabajan día a día por el desarrollo de esta región.
Pero hay hombres valientes que sin importar las amenazas y las ofensas, arriesgan todo hasta entregar su vida por la justa causa de gobernar para todos, de ser equitativo, de ser libre.El 11 de septiembre no se olvida, es una deuda con los indígenas, con los olvidados por los gobiernos no solo no ayudan, sino que se empeñan en aplastar. Pero hoy hago mía esa deuda, y digo sin miedo y con el corazón enchido: ¡Viva Salvador Allende!, ¡Vivan los muertos del socialismo chileno!