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miércoles, 15 de junio de 2011

Sumuod

Historias de la Palestina Ocupada
Por Laura Ponce

La palabra árabe sumoud significa inquebrantable, perdurable, resistente en el sentido de la perseverancia.  Sumoud es también el nombre de una compañera de trabajo, uno de los nombres que me gustaría ponerle a mis hijas y la palabra que más me viene a la mente cuando pienso en como los palestinos han resistido durante tantas décadas a los atropellos diarios de sus derechos más elementales.

Hoy es un día diferente, quizá porque amaneció nublado y los primeros días del verano se han refrescado considerablemente, tanto, que por la mañana y la noche las colinas de Ramallah se han cubierto con neblina. Pero hoy es también un día distinto, porque por primera vez me enfrento en vivo al trabajo diario de esta ONG. Aunque el trabajo de los últimos días ha sido traducir reportes y dar seguimiento a las fichas de detenidos y encarcelados en los que me entero de los detalles de los arrestos y como estos han cortado con la vida de miles de familias, hoy he sido testigo de la angustia de los familiares que no saben cuando volverán a ver a sus seres queridos.
Hace tan sólo unos minutos entró una señora a la oficina. No la vi pues entre mi escritorio y el de Sumoud hay una pared pero pude seguir la conversación pues las dos hablaban bastante alto. En octubre del 2010, decía la hajji (como se le dice a las mujeres que han hecho la peregrinación a la Meca), la Autoridad Palestina arrestó a su hijo. Desde entonces no han sabido de él y no hay fecha de juicio ni cargos. Qué más podía hacer la señora sino venir desde Tulkarem a Ramallah esperando que esta organización la ayudara? Sin dinero para pagar un abogado esperó estos meses con la ilusión de recibir la notificación de una fecha de juicio, pero hasta ahora nada. Sumoud le explicó que los abogados de la organización se encargarían de obtener más información y que una vez que la tuvieran le llamarían para ponerla al tanto. Después de despedirse al menos unas cinco veces con bendiciones para Sumoud y esperando que Dios les ayude a saber de su hijo, la señora salió de regreso a Tulkarem, y quedó nuevamente a la espera de una llamada que pueda darle detalles sobre el estado de su hijo.

Los datos que recolectamos todos los días, los reportes y estadísticas que se escriben y traducen, pueden parecer en mi computadora un archivo más dentro de una carpeta, y no porque nos hayamos deshumanizado al trabajar aquí, pero porque todos los días tenemos que "administrar" y "procesar" esa información. Sin embargo, el archivo de word, el mail o la página de excel son hasta cierto punto benevolentes con los que los trabajan, pues no transmiten la angustia de la voz, ni dejan ver la profundidad de las arrugas que se tallan en los rostros de los que esperan con paciencia e inquebrantable resistencia el regreso de sus esposos, mujeres, hijos, hijas, primos o abuelos.

Frente a mi hay un póster con la foto de Nael el-Barghouti que dice "33 años en la tumba de los vivos. Arrestado en 1978-????" Podemos acaso imaginar lo que eso significa? Seguramente para muchos es una gran parte de sus vidas, para otros, más que la propia vida. Y ni qué decir de aquellos como Mahmoud Issa, condenado a 3 cadenas perpetuas y 49 años  o Marwan Barghouti condenado a 5 cadenas perpetuas y 40 años. Qué esperanza queda para sus familiares sino la de una esporádica visita a la prisión o una llamada telefónica?

El teléfono, dice otro Barghouti, es el objeto más amado y al mismo tiempo temido de los palestinos. A través de él llegan las alegres noticias de bodas, nacimientos y fiestas de compromiso. Con él, llegan las novedades de los que viven en la diáspora, los saludos y bendiciones a los familiares que nunca se han visto pero que se sienten tan próximos porque las historias familiares se preservan con una rigurosidad digna de cualquier historiador; también llegan las recomendaciones culinarias, las noticias del clima y los cambios en el pueblo o la ciudad. El teléfono es casi tan básico como el carnet de identidad. Uno puede olvidar el dinero o las llaves de la casa y siempre habrá quien te dé de comer o te sirva un té o un café mientras esperas a que alguien abra la puerta de tu casa. 
Sin carnet de identidad, estás perdido; sin teléfono fuera del alcance de las buenas y malas noticias. Estas últimas son las que convierten el amado aparato en un objeto de terror. El timbre de éste o su completo silencio pueden hacer palpitar el corazón hasta la desesperación. Si no suena... quiere decir que algo no está bien y que esa persona pudo haber sido arrestada o herida... si suena... también puede traer las noticias de un arresto, un deceso o expulsión, y todo eso sin que el infeliz que recibe la llamada sea capaz de hacer algo. 

Sabira (Paciente), Sumoud (Inquebrantable)  y Nidal (Batalla). Qué difícil es explicar que los nombre en español no siempre tienen significado y que vienen simplemente del nombre de algún santo o santa. En árabe todos los nombres tienen significado, y en Palestina aún más...