Continúa la contstrucción de asentamientos ilegales en territorio palestino

En lo que son peras o son manzanas... ¡A construir se ha dicho!
Por Laura Ponce

Las negociaciones siguen en suspenso y la decisión de Abbas de abandonarlas se ha ido postergando día tras día. Ahora, depende de un comité nacional en el que las diversas facciones políticas expresaran su apoyo o rechazo a continuar en las negociaciones, y dependen también de la conferencia de países árabes que se llevara a cabo el próximo miércoles en El Cairo. Personalmente creo que ambas condiciones son innecesarias para tomar una decisión, pues, por un lado, está claro que no habrá unidad en la decisión nacional ya que sin duda una gran parte de los interesados pedirán el retiro inmediato de las negociaciones; algo similar sucederá a nivel internacional, aunque habrá más presión sobre Abbas para retomarlas, especialmente por aquellos países que velan siempre por los intereses de los Estados Unidos y su principal aliado en Medio Oriente.

Sin embargo, no quiero discutir aquí alianzas árabes que traicionan los discursos panarabistas en defensa y rescate de la tan ultrajada Palestina, ni de las distintas posturas de los diversos partidos políticos palestinos frente a la política internacional. Lo que quiero brevemente es destacar lo que ha sucedido en Cisjordania y Jerusalén Este desde que llegó a fin la moratoria de construcción de asentamientos ilegales.

Ya desde días antes de que expirara la moratoria, se vieron llegar a los asentamientos materiales y máquinas de construcción. Los colonos contaban las horas para empezar a construir y celebraban el termino de la moratoria. Asi, por ejemplo, se inició la actividad de construcción de 4 puestos de control(1) alrededor de la ciudad de Hebrón con la intención de unirlos posteriormente entre si creando un nuevo asentamiento que estaría, a su vez, conectado con Kiryat Arba, el asentamiento ilegal mas grande de la región. Inmediatamente después de que se terminara el plazo del congelamiento  se comenzó la construcción de una nueva escuela y jardín de niños en el centro mismo de la ciudad y se aprobó la construcción de una avenida que una el asentamiento ilegal de Kiryat Arba con la mezquita de Abraham. Esta avenida atravesara el barrio de Jaber en el centro de la ciudad, con lo cual el desalojo de unas 150 familias palestinas se hace inminente.
Asimismo, en el norte de Cisjordania se instalaban 4 caravanas de colonos cerca del pueblo de Qusra en el distrito de Nablus, mientras que buldozers iniciaban excavaciones cerca del asentamiento Yitzhar, también en el distrito de Nablus. Cerca de Ramallah, en el asentamiento Adam se preparan también para la construcción de 30 nuevos edificios.
Y mientras los colonos festejan el fin de la moratoria y se entregan a la construcción apresurada de nuevos edificios y casas, en Jerusalén Este varias decenas de familias recibían órdenes de desalojo después de que la Suprema Corte de Israel determinara que las tierras del lote en el que se ubican sus casas pertenecieron a judíos y no a los palestinos que viven ahí.

Esta decisión de la corte se añade a otras anteriores a través de las cuales se han desalojado a varias familias (alrededor de unas 50 personas) en los últimos años transfiriendo las casas a colonos judíos extremistas. Si bien en el siglo XIX familias judías vivían en el barrio de Sheikh Jarrah, en los anios 40 la comunidad sefaradi abandonó esas propiedades y para al final de mandato británico (1948) el territorio se transfirió a autoridades jordanas quienes junto con la ONU decidieron en 1950 alojar ahí a familias de refugiados palestinos del 48. Los títulos de propiedad nunca llegaron a las manos de las familias palestinas y es básicamente sobre esa falta de documentos en la que se basa la Corte Suprema para determinar la propiedad de los terrenos y casas. Sin embargo, los colonos judíos carecen también de documentos –aunque han presentado algunos títulos de propiedad de la época otomana como probatorios y a pesar de que su originalidad es dudosa se ha tomado como cierta. Pero más allá de la compleja disputa legal se hace evidente la discriminatoria aplicación de la ley de Propiedad Ausente que permite al estado tomar el control de tierras pertenecientes a aquellos que emigraron (Ley de Propiedad Ausente de 1950). Está claro que la migración de los palestinos en 1948 fue forzada y que su retorno tendría que hacerse lo antes posible si se tomaran en cuenta el Derecho Internacional y las resoluciones de la ONU, en especial la 194 que en el párrafo 11 sugiere que "se debería permitir a los refugiados que desean regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan lo antes posible, y se paguen indemnizaciones por sus propiedades a quienes elijan no regresar". Sin embargo, Israel ha ignorado durante 62 años ésta y otras resoluciones y continúa los desalojos y expropiaciones bajo muy diversas, sofisticadas y churriguerescas artimañas legales(2).

1. La creación de puestos de control es una forma muy utilizada de ocupar tierra palestina. Empieza con una pequeña caseta de metal en la que colonos armados hacen guardias voluntarias día y noche. Con el paso del tiempo el puesto de control se va agrandando con la llegada de mas colonos que acampan cerca del primero o con la instalación provisional de una sinagoga al interior de una tienda de campaña. Al mezclar el factor religioso se vuelve casi imposible sacarlos de las tierras palestinas pues los colonos dirán que los expulsaron por motivos discriminatorios.
2. Otras estrategias recurrentes son  la utilización de normas de excepción para declarar como zona militar cerrada tierras pertenecientes a ciudadanos palestinos; el uso de la legislación otomana en tierras abandonadas para tomar el control de la tierra y transferirla al estado. La demolición de construcciones  palestinas carentes de permiso de construcción es una de las más efectivas en las últimas décadas que se explica por el hecho que desde 1967 y hasta nuestros días, se han otorgado en promedio unos 140 permisos de construcción por año  para una población de más de 300,000 personas. Evidentemente, los palestinos se ven forzados a construir de manera ilegal y a entrar en el círculo de demoliciones o pagos de altas multas, incluidos los gastos de demolición y remoción de escombros.
Contrasta con esto el hecho de que desde 1967 el gobierno israelí ha construido en el área de Jerusalén Este 50,000 casas para judíos y ninguna para palestinos.